Centro Educativo Cocoyoc | Actividades
Dr. Paulino Rivera Torres Moir
Celebración del Grito de Independencia | CEC Preescolar

Soy alumno fundador del CEC. Entré a primero de primaria y después de 12 años me gradué en 1994. Es increíble pensar que fue hace casi 30 años. 

 

Tuve la fortuna de estudiar Biología Molecular, Bioquímica e Historia en la Universidad de Colorado en Boulder. Después de mi idílica, pero protegida infancia en Lomas de Cocoyoc,vivir esta experiencia me abrió los ojos ante el mundo. El campus de la Universidad de Colorado es precioso, situado a los pies de las montañas Rocallosas donde en el otoño los caminos se cubren de hojas doradas y anaranjadas y en el invierno se cubre todo de nieve blanca. Lo más fascinante fue conocer a personas de todo el mundo, cada una con sus propias perspectivas y valores únicos.

 Aunque llegué con bastante temor sobre lo me esperaría académica y socialmente, especialmente en un campus con 25,000 estudiantes, rápidamente me di cuenta de que mi formación en el CEC me haría destacar sin ningún problema. El primer año fue básicamente un repaso de todo lo que ya había aprendido en el CEC, lo cual me permitió mejorar mi inglés escrito. Descubrí que la mejor manera de enfocarme en mis metas era mantenerme ocupado. Me inscribí en el equipo de natación, pasé de ser tesorero a presidente de mi dormitorio, también me apunté de voluntario en una clínica médica para inmigrantes indocumentados y una casa de ancianos, entre otras actividades. Me levantaba y me acostaba temprano. Claro que también hice muy buenas amistades; todos los fines de semana salíamos, ya fuera a esquiar o ir al cine. Todo mi tiempo estaba ocupado y pude esquivar toda clase de tentaciones gracias a los valores que me fueron inculcados por mi familia y mis años en el CEC.

 

Durante mi último semestre escribí mi tesis sobre el efecto de la proposición 187 del estado de California sobre la salud y vida de los inmigrantes indocumentados. Descubrí que, desde un punto de vista social, político, económico, ético, y de salud pública impedía el desarrollo de las personas en situación migratoria irregular. Al finalizar la universidad, logré graduarme con el promedio más alto, la universidad de Colorado me reconoció como Graduado de Honor del colegio de Artes y Ciencias. En realidad, creo que este reconocimiento se lo debo sobre todo a mis padres y desde luego, a mis profesores del CEC quienes me formaron tan bien para salir adelante y realizar todo lo que me propuse.

 

Siempre había aspirado a estudiar Medicina, en la universidad Johns Hopkins. Imaginen mi felicidad al enterarme que pude lograrlo. Fue un gran cambio mudarme de Boulder a Baltimore en medio de una de las más peligrosas vecindades de los Estados Unidos.  Al llegar a mi nueva universidad pasé de ser el mejor estudiante de la clase a  uno promedio. Pienso que durante esos años no sólo aprendí sobre todos los milagros que se esconden en el cuerpo humano y en la biología en general, sino también a ser más humilde, reconocer que siempre existe alguien mejor que nosotros: más inteligente, más preparado, con más corazón, con más paciencia. Nuestra meta debe consistir en ser la mejor versión de nosotros, siempre intentar avanzar paso a paso. Se dice fácil, pero es una batalla de todos los días.

 

Después de 4 años en Johns Hopkins me gradué como Médico, consciente de todo lo que aún me faltaba aprender. Inmediatamente después hice mi residencia sobre medicina interna en el hospital de Yale en New Haven donde viví con mi mejor amigo y trabajé; fueron los años más difíciles de mi vida. Allí era levantarme temprano y apenas podía dormir. Gracias a esta experiencia me he convertido en el médico que soy ahora.

 

Decidí especializarme en gastroenterología. En este punto de mi carrera empecé a darle más prioridad a mi vida familiar. La especialidad la hice en Baylor en Dallas, donde recibí una excelente preparación, pero también pude estar en la misma ciudad en la que vive mi abuela lo que me facilitó viajar a México con mucha más frecuencia. Aún mejor, mis oraciones finalmente fueron contestadas y conocí a Heather, una violonchelista profesional. De todas las decisiones que he tomado, no cabe duda de que la más importante fue casarme con una persona a la que admiro, respeto, y que trata de ayudarme a ser mejor todos los días… claro que si soy honesto, fue una decisión muy fácil. ¡Quién no quisiera pasar su vida al lado de una mujer tan bella, que además toca el violonchello y cocina comida gourmet todos los días! Pronto descubriría que además de todo, es una madre increíble.

 

En el 2008 luego de 14 años de estudio continuo terminé mis estudios médicos. Decidí practicar en una clínica privada en lugar de una Universidad. A pesar de que me gusta enseñar y aprender sobre nuevos estudios y tratamientos, descubrí que la investigación requiere de mucha paciencia, de un poco de suerte y bastante política. Realmente lo que más me gusta de la medicina es atender pacientes. He tenido el privilegio de poder ayudar a muchas personas, ya sea curándolos, descubriendo un cáncer a tiempo, o cuando no he podido ser de mucha asistencia, por lo menos tratarlos con amabilidad y compasión en momentos difíciles. En el 2016, nos dimos cuenta que Dallas ya no era la mejor ciudad para nosotros, además de que mi trabajo estaba demandando tanto de mí que no tenía mucho tiempo para dedicarle a Heather, y ya para este entonces, a mis tres hijos. Fue difícil dejar a mis pacientes, a mis colegas, y a la situación cómoda que teníamos, pero decidimos mudarnos a Santa Fe, Nuevo México donde hemos vivido muy felices. Desafortunadamente, aquí no tenemos un CEC y decidimos tratar de replicar ese tipo de educación en casa, lo cual ha requerido de mucha disciplina y trabajo, además de variadas actividades extracurriculares. Hasta ahora creo que nos ha dado muy buenos resultados y esperamos que así continúe. Trabajo en un hospital en Albuquerque atendiendo principalmente casos de urgencia, donde he tenido mucho más tiempo para poder estar más presente en la vida familiar. 

 

Creo que lo que más me ha ayudado en momentos donde he tenido que tomar decisiones difíciles, es haber escuchado a esa voz interior que todos tenemos. Nuestra conciencia casi nunca falla en decirnos cuál es el camino correcto para seguir. En fin, he tenido una vida llena de bendiciones. Los mejores papás y hermanos, tres hijos y una esposa a los que amo y que me aman aún con todos mis defectos; una carrera que me llena porque me permite hacer una diferencia positiva en la vida de muchas personas. Tengo salud y paz. Pido a Dios que así continúe mi vida.

 

 

Teléfono: 735 35609 44

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